La Revolución y la
consolidación de las instituciones
Integrantes
Corona Bautista
Fernando Rey
Jiménez Conde Josué
Roberto
Flores Águilas Daniel
Salvador
Jiménez Sámano Ana
Cristina
Arvizo Rayón Brandon
Martin
Robles Alejo Jazmín
Emiliano Zapata es el símbolo del agrarismo y de la lucha de los
pueblos campesinos por la tierra, la justicia y la libertad. La importancia
histórica de Zapata y del movimiento que encabezó de campesinos, peones de
haciendas, jornaleros agrícolas, arrendatarios, medieros, arrieros, indígenas,
pequeños agricultores, obreros y comerciantes de Morelos, Guerrero, Puebla,
Tlaxcala, Estado de México y sur del Distrito Federal e Hidalgo, se basa en el
hecho de que, sin el zapatismo, la Revolución mexicana hubiera sido solamente
una transformación política, un cambio de gobierno, que se hubiera limitado a
la instauración de un régimen democrático como el que encabezó Francisco I.
Madero, pero que no habría significado una transformación en las estructuras
económicas, sociales y culturales del país.
El zapatismo fue el único movimiento de la Revolución mexicana que
realizó una profunda reforma agraria, en la que los pueblos campesinos
recuperaron la tierra y el uso de sus recursos naturales y los defendieron con
las armas en la mano, tal y como lo establecía el artículo 6 del Plan de
Ayala.1 Tutelados y protegidos por Zapata y el Cuartel General los pueblos
llevaron a cabo una de las más importantes experiencias de autogobierno y auto
organización, definida por el historiador Adolfo Gilly como la Comuna de
Morelos.
El zapatismo ha sido uno de los temas más debatidos por los
estudiosos de la Revolución. Dos libros clásicos, el de Jesús Sotelo Inclán,
Raíz y razón de Zapata, y el de John Womack Jr., Zapata y la Revolución
mexicana, junto con La revolución interrumpida, de Adolfo Gilly,2 han sido los
más influyentes para explicar la naturaleza y el papel del zapatismo en la
Revolución mexicana.
El interés por el zapatismo y su caudillo se ha mantenido como uno
de los temas más socorridos de los investigadores, tanto en México como en
Estados Unidos, produciendo una voluminosa historiografía que, en conjunto, ha
permitido construir una imagen más compleja y completa de ese movimiento. La
imagen tradicional construida hasta 1970 se ha modificado y matizado. Gracias a
esa nueva historiografía, en la que destacan los trabajos de Samuel Brunk,
Francisco Pineda, Salvador Rueda y Horacio Crespo,3 entre otros, podemos
comprender mejor lo que fue el zapatismo, corrigiendo los siguientes juicios y
percepciones que prevalecían sobre él:
Por otro lado, es indudable que la persistencia y arraigo del
zapatismo, que mantuvo una guerra constante contra sus enemigos entre 1911 y
1919, se explican por el apoyo y simbiosis que estableció con las comunidades.
Éstas le proporcionaban sustento y cooperaban en diversas tareas, a cambio de
protección y de la recuperación de sus tierras. Esos vínculos se fortalecían
por el origen de los guerrilleros, pues las bandas armadas estaban compuestas
por los jóvenes y hombres maduros de las propias localidades. Sin embargo,
entre 1911 y 1915, cuando el movimiento fue en ascenso, predominó la simbiosis
y división del trabajo entre un ejército popular y sus bases sociales, aunque
hubo tensiones frecuentes por los abusos cometidos por algunos jefes campesinos
y por el mal trato y ofensa contra algunas comunidades e individuos. No
obstante, estas tensiones fueron marginales y acotadas. Pero después de 1915,
cuando el zapatismo perdió la guerra y la economía de la región se colapsó, la
escasez extrema
y el cerco militar al que fue sometido provocaron mayores
tensiones derivadas de la aguda competencia por la sobrevivencia.
GOBIERNO MADERISTA
(06 DE NOVIEMBRE DE 1911 AL 19 DE FEBRERO DE 1913). A sólo unos
días de asumir el poder
Francisco I. Madero,
estalló en Morelos un
levantamiento
promovido por Emiliano Zapata,
ya que al llegar
Francisco I. Madero a la
Presidencia, Zapata le
exigió que expidiera una
ley Agraria; a cambio
Madero, le pidió entregar
las armas. Zapata no
acepta y da a conocer el
Plan de Ayala, a
través del cual se exigía entre
otras cosas, la
renuncia de Madero y Pino
Suárez. Su lema era
“Tierra y Libertad”.
1912
Pascual Orozco, da a
conocer en marzo el Plan
de la Empacadora o
Plan de Chihuahua, en el
que se desconocía a
Francisco I. Madero y se
pedían Reformas
Sociales. Orozco derrotó a
Francisco Villa, en
tanto, Madero nombra a
Victoriano Huerta
Comandante de la División
del Norte y vence a
Pascual Orozco.
LA DECENA TRÁGICA
(1913)
(HUERTA TRAICIONA A
MADERO).
Surge un movimiento armado dirigido por el general Bernardo
Reyes
junto a otro brote de oposición animado por el general Félix Díaz,
los dos fracasaron y fueron llevados presos a la ciudad de México, no
obstante,
desde su encierro conspiraron contra Madero y Pino Suárez. Al ser
liberados, Reyes se dirigió al Palacio Nacional, pero fue muerto por tropas
federales leales; por su parte, Félix Díaz y Pascual Orozco se apoderaron de un
recinto militar llamado “La Ciudadela”. El Presidente Francisco I. Madero llamó
de Cuernavaca a las tropas del general Felipe Ángeles para ganar la batalla,
cosa que Victoriano Huerta impidió.
Esta lucha se extendió del 9 al 18 de febrero de 1913. Huerta
abandonó sus deberes para entenderse con los sublevados mediante el Pacto de la
Ciudadela, firmado en la embajada de los Estados Unidos, y
aprehender a Francisco I. Madero y a José María Pino Suárez,
mismos que renunciaron ante el Congreso el 19 de febrero, quedando como
Presidente Pedro Lascuráin, cuya gestión se prolongó de las 10:34 a las 11:00
de la mañana de aquel día. Este nombró Ministro de Gobernación a Huerta,
renunció y Victoriano Huerta se hizo cargo del poder.
AVANCE
EN LA CIENCIA Y TECNOLOGIA
Las
implicaciones inmediatas de la Revolución Mexicana fueron diversas: fin de la
dictadura porfirista en mayo de 1911; realización de elecciones libres ganadas
democráticamente por Francisco I. Madero; usurpación del poder por Victoriano
Huerta, con el aval norteamericano; lucha victoriosa contra la usurpación;
participación organizada del incipiente movimiento obrero, y la introducción de
reformas de profundo carácter social a la Constitución en 1917. Aunque durante
el proceso de la Revolución Mexicana se evidenció la falta de vinculación de
los científicos, resulta pertinente hacer referencia de dos hechos relativos al
cultivo de la ciencia y de la tecnología en pleno periodo revolucionario. El
porfiriato, al radicalizar las acciones de Benito Juárez que introdujo el
positivismo como la filosofía sustentadora del laicismo para promover la
emancipación mental y, no obstante que las acciones de la dictadura la
distorsionaron convirtiéndola en una ideología cientificista, contribuyó a
desarrollar el ambiente para el cultivo de la ciencia. Hechos relacionados con
el fomento del conocimiento científico anticiparon el desenlace de la
Revolución Mexicana, sin que ello signifique que haya sido una de sus causas.
Debido a la prolongación de la inercia cientificista del porfiriato y a la
inspiración de Justo Sierra se fundó la Universidad Nacional de México en 1910
como parte del programa conmemorativo del centenario del inicio de las luchas
independentistas. La novedad de la enseñanza de la ciencia estribó en la intención
de elevar su nivel académico y fomentar los diversos conocimientos
especializados con el establecimiento de la Escuela de Altos Estudios el 18 de
septiembre de 1910, dependencia que abrió cátedras de biología, física,
matemáticas y química.
https://docs.google.com/forms/d/1SvUd2Qcn7JXp_PXmimqr2g_kuHHtMKL8vGCi8ur_YtI/edit
Comentarios
Publicar un comentario